Regeneración natural, punto de partida para la recuperación de los ecosistemas en terrenos abandonados
Los componentes de los bosques evaluados fueron los suelos (medidos a través de densidad aparente y la cantidad de carbono y nitrógeno), el funcionamiento del ecosistema (medidos a través de la presencia de especies fijadoras de nitrógeno, la densidad de la madera y el área foliar específica de las especies), la estructura del bosque (biomasa aérea, diámetro máximo de los árboles y heterogeneidad estructural), y la diversidad y composición florística. Foto: Felipe Villegas.
- • La regeneración natural del bosque tropical trae grandes beneficios que la ciencia poco a poco empieza a vislumbrar. Se calcula que a los 20 años de comenzar a crecer, el bosque alcanzaría casi el 80% de la fertilidad, del almacén de carbono y de la diversidad de árboles de los bosques más maduros.
Los bosques secundarios, también llamados bosques sucesionales, son aquellos que crecen espontáneamente luego de haber sido talados para el uso antrópico del suelo, usualmente para agricultura, cultivos convencionales y ganadería. Actualmente, más de la mitad de los bosques tropicales de todo el mundo no son bosques maduros sino bosques secundarios. En las regiones tropicales de América Latina, estos cubren hasta un 28% de las coberturas boscosas.
Aunque los procesos de deforestación en el país son alarmantes, la regeneración natural es el punto de partida de la recuperación de los ecosistemas en terrenos abandonados. Un reciente estudio en la revista Science muestra que los bosques sucesionales tropicales se recuperan de una manera sorprendentemente rápida, de modo que a los 20 años pueden alcanzar valores equivalentes a casi el 80% de la fertilidad del suelo, el almacén de carbono y la diversidad de árboles de los bosques maduros.
Un equipo internacional de ecólogos tropicales analizó la recuperación de 12 atributos de los bosques durante la regeneración natural y cómo la recuperación de cada atributo está relacionada con la de los otros. Para ello, usaron información obtenida en 77 paisajes y más de 2200 parcelas de bosque distribuidas en América tropical y África Occidental.
De acuerdo con Lourens Poorter, profesor de la Universidad de Wageningen, Países Bajos y autor principal del estudio, “si bien es esencial continuar con la protección activa de los bosques maduros y detener el avance de la deforestación, los bosque tropicales potencialmente pueden crecer de nuevo y de forma natural en terrenos abandonados ubicados en áreas que fueron deforestadas. Estos bosques en desarrollo cubren áreas enormes y pueden contribuir a los objetivos locales y mundiales de restauración de los ecosistemas, brindando beneficios de escala mundial para la mitigación y adaptación. Al igual que a la conservación de la biodiversidad, además de muchos otros servicios para los habitantes locales como agua, combustible, madera y otros productos forestales no maderables”, señaló.
La investigación indica que la tasa de recuperación de los bosques tropicales difiere mucho dependiendo de los atributos del bosque: la fertilidad del suelo y el funcionamiento de las plantas muestran las tasas más rápidas de recuperación, ya que alcanzan valores equivalentes al 90% de los del bosque maduro en aproximadamente 25 años). La recuperación de la estructura del bosque (altura del dosel, diámetro de los árboles) y la diversidad de especies es un poco más lenta (25-60 años) y la biomasa aérea y la composición de especies son los atributos que más tardan en retornar a su estado original (más de 120 años).
El Instituto Humboldt hizo parte de esta investigación (2015 – 2019), a través de la participación de 11 investigadores, así como la Universidad Distrital, Universidad de Antioquia y Jardín Botánico de Medellín a través de la Red de Investigación y Monitoreo del Bosque Seco en Colombia (BST-Col).
De acuerdo con Natalia Norden, co-autora del estudio e investigadora del Programa de Ciencias de la Biodiversidad, “se encontró que el tamaño máximo de los árboles, la variabilidad en la estructura del bosque y la riqueza de especies arbóreas son indicadores muy robustos de la recuperación de numerosos atributos del bosque. Estos tres indicadores son relativamente fáciles de medir y se pueden usar para el monitoreo de la recuperación espontánea de los bosques así como de los procesos de restauración. Por ejemplo, hoy en día podemos monitorear el tamaño de los árboles en grandes áreas y durante largos periodos largos de tiempo por medio de sensores remotos. Esto se convierte en una herramienta super poderosa y muy novedosa para asesorar rápidamente el camino que están tomando estos bosques y tomar decisiones informadas sobre qué acciones tomar en diferentes escenarios de degradación”, explicó.
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Considerando la importancia local y mundial de los bosques sucesionales y su rápida recuperación, el estudio hace un llamado a la adopción de la regeneración natural asistida como una solución basada en la naturaleza y muy costo-efectiva para alcanzar las metas de desarrollo sostenible de las Organización de las Naciones Unidas, el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas (2020-2030), la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP15)”.
Finalmente, indican que no existe una solución única para la restauración, por lo que puede ser necesario recurrir a una mezcla de restauración pasiva y activa. Existe una amplia gama de soluciones que abarcan desde la regeneración natural y la regeneración natural asistida hasta la agroforestería y la siembra activa en proyectos de restauración. La solución óptima depende de las condiciones locales en el sitio, así como de sus habitantes y sus necesidades. Por medio del uso de una mezcla de diferentes enfoques se pueden crear paisajes más naturales, biodiversos y resilientes.
Enlace para el artículo: science.org/doi/10.1126/science.abh3629